19.12.13

Hans Coper 1920-1981



Nace en 1920 en el estado de Baja Sajonia, Alemania, cerca de la frontera Checa.
Su vida fue marcada por el régimen nazi, las presiones antisemitas llevarán a la ruina y posterior suicidio en 1936 de su padre, propietario de una pequeña hilatura. Tras este trágico suceso se divide la familia. El hermano mayor abandonará Alemania un año después, el mismo camino adoptará Hans Coper.


Se va a Inglaterra, allí las autoridades inglesas lo confinan como exiliado de un país enemigo, posteriormente lo envían a Canadá. Lugar en donde, Hans Coper, gracias a su amistad con un pintor de origen alemán -que lo inicia en el arte moderno-  cree encontrar su vocación: la escultura.
Regresa a Inglaterra, en 1946 se presenta a un pequeño taller dirigido por Lucie Rie, donde solicitaban mano de obra para elaborar botones en cerámica. Aprenderá a tornear. Demostrara sus aptitudes hacia el trabajo con el barro.
Por las mañanas está dedicado a la confección de botones, a las tardes al torneado de piezas personales y por las noches al dibujo.
Expondrá por primera vez sus obras en 1950 en una colectiva, a la que seguirán otras muchas así como reconocimientos profesionales en premios y certámenes.
Desde 1959 trabaja solo en un pequeño taller.
Entre 1961 y 1975 tendrá a su cargo cursos de cerámica en diversas escuelas de arte, donde se revelará como un magistral pedagogo e imprimirá como formula un precepto sencillo: prioriza el porqué sobre el cómo.
En 1975 le diagnostican la enfermedad de “Charcot ” la evolución de esta patología desemboca en una parálisis de las manos y de la lengua que le impide la realización de todo tipo de trabajos y la comunicación verbal.
Pasará los dos últimos años de su vida voluntariamente recluido dedicando su tiempo a la meditación. Fallecería en junio de 1981.

La cerámica de Coper se destaca por ser de perfiles limpios, las superficies de sus obras se reconocen por sus colores mates, llenos de matices, donde los cremas, negros y blancos contienen una gran precisión e intensidad.
En la evolución de su trabajo, se aprecia el abandono progresivo de la decoración y el aumento de interés por el estudio de las pastas, engobes y pocos esmaltes. Hacia técnicas cada vez más sencillas.
La fuerza de las piezas de Coper proviene de un contraste armónico de sutiles combinaciones de texturas de marrones, beige, blancos y negros.
Descubre que con materiales cerámicos puede dar solución a los problemas plásticos que más inquietud le habían causado en su acercamiento a la escultura. Encuentra en la cerámica un carácter propio y no un sustituto de la escultura. Le fascina de los materiales cerámicos su durabilidad y la relación que a través de los tiempos ha unido al hombre con su entorno.
Los últimos años de su vida activa los dedicó especialmente a la realización de piezas en las que se encontraban muy integradas las relaciones entre la forma, el color y textura. 




Nombre de la obra: Pot de Hans Coper
Medida: 143 x 240 mm
Técnica: gres con esmalte blanco mate, interior con esmalte negro
Año: 1975
Descripción (incluyendo técnica): un cacharro, por debajo una forma cilíndrica corta sosteniendo una forma más grande ovoide con una marca de línea vertical en el centro, logrando alivianar el peso de esta por sobre la forma corta de abajo.
Por fuera de textura rugosa blanco mate, y por dentro lisa de esmalte negro, logrando un contraste armonioso entre la textura, el color, y la forma.